Sin buscarlo inicialmente, este es un disco muy conceptual. Hay veces que no puedes escapar de ti mismo ni hablar de cosas que ni te van ni te vienen y Amenaza sale de mis entrañas, de soltarlo todo para sanar, de aceptar las derrotas y también de reírme un poco de mí mismo.
Hago música como medio de expresión personal y artística. Y estas canciones son mi pequeña aportación. Un pedazo de mi arte y de mi vida. Espero que disfrutéis de todos los paisajes que hay dentro de este álbum.
Es de esas canciones que surgen rápidas, como si tuvieran prisa por nacer. Lo primero que hice fue aporrear el piano hasta que dijo “para ya” y hacer ese arreglo de las estrofas. En seguida surgió la letra. Las estrofas de Amenaza salieron de repente y el resto fue como un juego.
“Nos encontraron desnudos…. / Podrán buscarnos la ruina”.
Recuerdo cuando escribía las primeras frases. Quería conectar con un sentimiento de liberación y pureza. Con el poder que puede darnos la falta de miedo y de complejos, el aceptarse y no bajar la cabeza.
Hable con El Hombre Viento y se apuntó a colaborar conmigo en esta canción. Así que le pasé la demo, le dije un poco de que iba y un día quedamos en Valencia. Escribió su parte en un momento. Fue un día muy agradable e inspirador.
Hay temas que sientes desde el minuto uno que tienen vida y que no se trata de una idea sin más. Surgió con la guitarra, tocando los primeros acordes y cantando a la vez la primera frase casi sin pensar en lo que decía. Simplemente solté lo que sentía (“tú me quieres raro”)… y a partir de ahí seguí construyendo sobre ese concepto escupiendo imágenes.
“Tú me quieres raro, como darle el pecho a un niño sin tocarlo…”
Esa progresión de acordes y la melodía me gustaron desde el primer momento. Y cuando ocurre que lo que estás expresando sale desde muy adentro, que es real y sentido, luego se trata de volver a ese sentimiento originario y cuidarlo para mantener la honestidad durante el desarrollo de la composición. Si, ya… a veces hay que fustigarse un poco para acabar canciones.
Es una canción de un quiero y no puedo, de una de cal y otra de arena que acaba con la ilusión, energía y esperanza de cualquiera. ¡A quién no le ha pasado!
Comenzó como un juego con melodías. Buscando acordes sencillos pero ordenados en una progresión algo diferente. Y sobre ellos buscaba alguna melodía fácil pero característica. Así empezó la estrofa de la canción y las ideas básicas.
“Ni el veneno azul ni el invierno en tu mirada.
No se van, no sé por qué no se me van”
La tan conocida y universal impotencia que sentimos cuando no podemos olvidar recuerdos que nos hacen daño. Pequeños fogonazos que nos acribillan en mitad de cualquier día normal. Y como estribillo… la única solución posible!
“¡¡Tengo que olvidarte!!”
Algo directo y humano… Se trataba de hacer visible y poner en el pódium de la canción lo más visceral de mi diálogo interno.
Este tema surgió cuando trabajé de profesor en una fundación orientada al desarrollo del talento en los niños. Era el director de
la parte de música. Pepa, la más veterana, una mujer muy especial e inspiradora era la directora de artes plásticas. A parte de aprender mucho de ella, era mi confidente y un día mientras comíamos le conté mis penas y le dije:
“…según hablaba con ella por teléfono me sentía con un pie dentro y con otro fuera…”
y me dijo gritando… “¡ya tienes título de canción! Termínala esta misma tarde y me la enseñas”, cómo si fuera uno de los chicos del campus. Y así lo hice, me fui a la habitación y la hice en una tarde.
Fue un tema muy fluido, salió sin más, no pensé en que fuera a ser una canción para mi disco. Por eso supongo que el estilo es más diferente al resto del álbum, un poco más bossa nova quizás.
Esta canción empezó con la música. Soy muy feliz cuando me siento en un piano y me dejo llevar buscando acordes, melodías, arreglos.
Y así empezó Querido diario. La estrofa tiene una melodía característica y original. Luego el estribillo es muy bailongo con ese diálogo con los coros. En este tema fue vital la labor de Stefano y Dan en la producción electrónica.
El título surgió al darme cuenta que estaba escribiendo mis propios pensamientos a modo de diario. Además de ese modo también, “le gusté” quedaba mejor porque es un pensamiento íntimo escrito para uno mismo, no para los demás.
“Querido diario: Le gusté porque mi vida era una odisea…”
Espinas es una canción escrita casi al cien por cien en viajes de autobús Madrid-Logroño. Recuerdo ir mirando el paisaje y cazando frases al vuelo.
Me inspiró mucho un artista llamado “Colorado no es un cobarde”. Un buen amigo que escribe unas letras increíbles y hace unas melodías muy locas y únicas. Una de las peculiaridades de la composición es que la melodía del estribillo la pensé también en el autobús, imaginándomela. Sin tocar con la guitarra ni el piano. Ni tan siquiera cantar.
La canción nació gracias a un ejercicio de un taller de escritura creativa en el que estuve unos meses. Me vino muy bien. El caso que en ese ejercicio escribí:
“Cansado de pensar en ti, de este calvario, cansado de tantos asaltos, ya me tragué las espinas que no querían ni los gatos.”
Full Monty también comenzó en ese taller de escritura creativa.
Comencé a contar la historia que me había pasado la noche del sábado anterior, tal cual.
Fue con unos amigos en Madrid. Un día de tantos que salí solo y me llamaron para ir a un cumpleaños. Una fiesta con mucha gente en un “bareto”, que acabó en una casa y hasta ahí puedo leer.
“Acabamos igual que el final de Full Monty.”
Km 103 comenzó con el piano. Quizás recuerde un poco la intro a canciones como Karma Police de Radiohead o Sexy Sadie de The Beatles. Sólo que le añado un giro un poco más de música clásica.
La letra salió casi de golpe en un viaje en coche en el que tuve que parar constantemente para ir grabándome notas de voz con todos los versos que se me iban ocurriendo.
Cuando tenía ese piano tan rotundo y con ese toque clásico me gustó la idea de romperlo precisamente con algo super poco melódico para la voz, incluso algo medio rapeado. Bueno, al final quedó algo que ni una cosa ni otra, que por otro lado son las canciones que más me gustan. Lo mejor de componer es que sabes dónde empiezas pero nunca a donde vas a llegar. Y ese camino es apasionante.
Este tema viene de lejos, la música, de inspiración muy clásica y operística quedó compuesta esperando hasta que apareciera una letra que le hiciera justicia. De hecho la idea de hacer dúo chico y chica se me ocurrió tras ver de madrugada una ópera en TVE2. Había un aria preciosa y me dije: “quiero algo así…”
“Simplemente escapa de tu red… siempre un paso por delante”
Finalmente salió “Es como el aire” . Una canción romántica al fin y al cabo porque es un homenaje en cierto modo a la figura de una mujer. Una mujer independiente, una criatura inalcanzable, una esfinge que te deja hipnotizado y que no puedes atrapar. Se te escapa entre los dedos, y cuanto más corres más se aleja. Pero tras la relación imposible se respira amor de verdad. ¡Oh! ¡qué bonito!…
En serio… Me siento especialmente orgulloso con la composición de este tema. El piano, el arreglo que escribí para cuerdas, y el hecho de que va Ad Libitum, es decir, sin un ritmo constante. Algo que es muy usual en clásico pero no tanto en música pop.
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